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La fuerte competencia de las privadas y otros centros de estudios superiores y el descenso de la natalidad hace que las facultades se esmeren en cautivar pupilos
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El campo asimismo pone la vista en los mayores con la capacitación de por vida: el catorce con cuatro por ciento de estudiantes tienen más de treinta años
La educación superior lleva años registrando altos niveles de competitividad. España tiene cincuenta universidades públicas, a las que se aúnan las privadas, que se han prácticamente duplicado en dos décadas: de dieciocho a treinta y cuatro. «La guerra por el estudiantado es cada vez mayor y la necesidad de captar estudiantes se configura como una necesidad prioritaria», sentencia un informe de Llorente y Cuenca (LLYC) que se ha presentado este jueves.
Mucha oferta universitaria y una demanda menguante (menos pupilos jóvenes a consecuencia de la baja natalidad) da por resultado que las facultades estén contratando a profesionales para salir la calle -y a las redes- con una misión muy clara: «buscar y cautivar» a posibles pupilos y pupilas. Así lo resalta Iñaki Ortega, doctor en Economía y maestro en la Universidad de La Rioja y LLYC, que insiste en que el propósito es hallar estudiantes de cualquier edad, no solo jóvenes.
España tiene 1.340.632 estudiantes de grado, conforme el informe ‘Datos y cifras del sistema universitario español’, elaborado por el ministerio que dirige Joan Subirats. La mayor parte de los pupilos se ubican en la franja entre los dieciocho y veinticinco años, mas un porcentaje nada desdeñable, el catorce con cuatro por ciento (ciento noventa y tres mil seiscientos treinta y ocho estudiantes), tienen más de treinta años. El dato confirma que los mayores son asimismo objeto de deSeo para las facultades. En verdad, la recién aprobada ley del sistema universitario (Losu) se dirige a ellos con descaro al abrir la puerta a las microtitulaciones y la capacitación para siempre, como resaltó Subirats en el discute parlamentario de la semana pasada.
“Vamos a tener que instruirnos más y a lo largo de más tiempo. Ya es imposible trabajar y no continuar formándose. Por eso, los mayores son asimismo la diana del sistema universitario”
Iñaki Ortega, maestro universitario
“Vamos a tener que instruirnos más y a lo largo de más tiempo. Ya es imposible trabajar y no proseguir formándose. Por eso, los mayores son asimismo la diana del sistema universitario”, corrobora Ortega.
Fondos de inversión
La ‘caza del estudiante’ está motivada, entre otros muchos factores, por el desarrollo que experimentan las universidades privadas, instituciones que hace múltiples décadas estaban a cargo de la Iglesia y que ahora son el propósito de muchos fondos de inversión, que han olido un buen negocio en la educación superior. «Han encontrado en este ámbito ocasiones competitivas a través de la adquisición de conjuntos. El capital deja medrar», concluye Ortega.
El maestro agrega que, hace unas décadas, las universidades privadas españolas se limitaban a ser un centro donde los pupilos y pupilas con alto poder adquisitivo podían estudiar la carrera deseada pese a tener una nota media inferior.
Esa faceta ya se ha superado y las privadas se han transformado en una fuente de competencia académica, pese a que la comunidad educativa estima que disfrutan de menos reconocimiento que las públicas. Las facultades privadas pisan fuerte en la capital de España, que ya tiene 9, como Catalunya y Castilla y León, con 5 cada una. El maestro Ortega explica que Andalucía -Málaga, concretamente- asimismo gana terreno.
La competencia para las universidades públicas españolas no procede solo de las privadas, sino es global. Ahí están, por servirnos de un ejemplo, los centros educativos superior, como las escuelas que ofrecen postgrados, un terreno en el que resaltan la enseñanzas de tecnología. «En la carrera por localizar estudiantes asimismo están participando universidades de todo el planeta, que ofrecen a los pupilos de cualquier país efectuar capacitación on line. Y no nos olvidemos de la FP, que está tenido un desarrollo exponencial”, destaca Ortega. En verdad, como la ley de universidades, la nueva legislación de FP ha dirigido su mirada no solo a los jóvenes, sino más bien a los adultos que ya tienen un empleo y precisan o desean reciclarse, si bien sea con microtitulaciones.
Qué procuran los jóvenes
Bajo el título ‘Comunicar en plena revolución educativa. ¿De qué manera conectar de forma atrayente con los pupilos del futuro?’, el estudio de LLYC examina qué busca la generación Z (los que tienen entre dieciocho y veintinueve años) en una universidad para seleccionar estudiar en ella. Uno de los aspectos esenciales es internet. O sea, que las facultades estén bien posicionadas en los buscadores web, una materia en la que la capital de España y Catalunya aprueban con nota. Otro punto esencial para los ‘juniors’ es la inmediatez. Las titulaciones deben estar al día y ser lo más complejas posibles. «Los jóvenes no procuran la carrera que hicieron sus progenitores sino más bien algo más complejo y cosmopolita», explica el maestro universitario.
“Los jóvenes no procuran la carrera que hicieron sus progenitores sino más bien algo más complejo y cosmopolita”
Iñaki Ortega, maestro universitario
Para combatir la inseguridad una vez terminados los estudios, la generación Z asimismo considera indispensable que la capacitad le asegure unas prácticas o la inserción en el planeta laboral. Finalmente, están persuadidos de que la universidad «les debe enamorar». Valoran mucho estar en un campus de tendencia, lo que, resalta Ortega, no desea decir que sea el mejor.
«Personalizar la experiencia académica» es otro elemento que demandan los más jóvenes, de la misma manera que el peso de los viejos pupilos (alumni en la jerga universitaria). «Los jóvenes procuran en redes sociales personas a las que admiran y examinan su trayectoria académica y de qué forma orientaron su carrera. Para ellos es esencial ver que, por poner un ejemplo, el presidente de Iberdrola es exalumno de la Universidad de Comillas, o que el máximo responsable del Banco Sabadell estudió en Esade», comenta Ortega.