Todo cuanto rodea el cambio climático en lo que se refiere a la frecuencia con la que van brotando las olas de calor -temperaturas extremas, peligro de incendios, temporadas de sequías, noches tropicales- comporta una serie de consecuencias para nuestra salud a corto -insolaciones, insomnio- y largo plazo que, desgraciadamente, tienen todos y cada uno de los carices de transformarse en enfermedades y afecciones poco a poco más frecuentes.
Una de esas afecciones es la miliaria, asimismo famosa como sudamina o salpullido de calor que sucede en escenarios de elevadas temperaturas y de gran humedad.
Síntomas de la miliaria
La miliaria es de manera perfecta perceptible por el hecho de que produce unas ampollas en la piel de color rojizo -similares a las espinillas- que acostumbran a provocar ardor y escozor en la piel. En contadas ocasiones asimismo puede provocar cierta hinchazón de la piel.
Estos salpullidos acostumbran a aparecer en todas y cada una aquellas zonas donde la piel se pliega, donde la sudoración es mayor y, asimismo donde el roce con la ropa es más frecuente. Así, lo más frecuente es que aparezca en muslos, pecho, codos, espalda y cuello.
Esto sucede cuando las glándulas sudoríparas se obstruyen y el cuerpo transpira más de lo normal. Es por ese motivo que afecta más a los bebés, que aún no tienen las glándulas sudoríparas de forma perfecta desarrolladas, que a los adultos.
De qué forma prevenirlas y tratarlas
Y si bien no es una enfermedad grave, sí que es preciso extremar el cuidado en los infantes para prevenir estas ampollas, primando los lugares ventilados, frescos y secos y vistiéndolos con ropas ligeras y de tejido suave y absorbente para eludir que el roce de las lonas produzcan los salpullidos.
La manera de actuar cuando ya sufrimos la miliaria asimismo es sencilla: sostener la piel limpia y seca y aguardar a que de forma natural vaya desapareciendo. Mas en el caso de no remitir, o cuando el escozor y los salpullidos se agudizan, hay que asistir de forma inmediata al dermatólogo.