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viernes, 29 septiembre, 2023

Tener una segunda vivienda, escapada para el relax que también implica responsabilidades

Una residencia vacacional es ideal para distraerse del ajetreo de la ciudad, pero a la vez supone gestiones para mantenerla en buen estado y protegerla de la delincuencia. Conoce algunas de las tareas y gastos que supone tener una segunda vivienda.

Tener una segunda vivienda para pasar los días de verano u otras épocas del año, es un sueño para muchos. Según datos del Banco Central Europeo, el 36,2% de las familias en España tienen una segunda vivienda, que por lo general, es destinada para las vacaciones o sencillamente para relajarse y descansar en determinadas épocas del año.

A pesar de que el objetivo fundamental de adquirir este inmueble es alejarse de la rutina y el estrés que implican las responsabilidades diarias, también es cierto el hecho de que supone ocupaciones extra que son vitales de asumir para que, lo que se concibe como un espacio para el relax, no se convierta en un problema difícil de sobrellevar.

Un aspecto fundamental es la seguridad. Proteger tu segunda vivienda es imprescindible, toda vez que se trata de un inmueble que durante largas temporadas permanece solo, y además, suele quedar muy distante de la residencia principal, por lo que es difícil hacer revisiones con frecuencia.

Principales medidas de seguridad

El índice de robos en domicilios en España aumenta de manera sostenida. Según datos de Epdata, al cierre de 2018 se registró un incremento del 2% en cuanto a robos con fuerza en residencias en comparación con 2017, es decir, que hubo 2.000 más de hechos de este tipo que en el año anterior, esto sin contar con el grueso en número de robos que no son denunciados.

Los inmuebles más vulnerables a los robos son las segundas viviendas familiares por estar en zonas que, fuera de la época del verano, quedan prácticamente desoladas. Es una obligación tomar medidas de seguridad efectivas y así formar parte de estas estadísticas.

Instalar un sistema de alarmas es una forma idónea para proteger la segunda vivienda y así tener la tranquilidad que da la prevención oportuna. En el momento de activarse la alarma, se envía un alerta a la empresa que suministra el servicio, y de ahí, a su vez, a las autoridades.

Gracias a la tecnología, se puede contar en la actualidad con sistemas de alarmas que implican servicios añadidos que son muy útiles, por ejemplo, algunos incluyen programaciones para avisar al propietario directamente en su móvil, de si se está intentando forzar una cerradura, incluso si hay un corte de luz o si se produce un incendio, por nombrar algunas situaciones que requieren atención.

Además, hay servicios que permiten tener un control estricto de quién entra y sale de la propiedad, así como consultar en tiempo real vídeos, y así conocer en cualquier momento la situación actual del inmueble.

Otra medida importante a considerar, es revisar que los accesos a las segundas viviendas sean realmente seguros, teniendo especial relevancia las cerraduras. 

Según la Unión Cerrajeros de Seguridad (UCES), 8 de cada 10 cerraduras que tienen las viviendas están obsoletas, es decir, el 80%. Esto quiere decir que estos mecanismos en su mayoría son vulnerables a las técnicas que emplean los ladrones para entrar a los inmuebles como el bumping, uso de ganzúas, modelado de llaves, uso de láminas, entre otros procedimientos que en segundas viviendas que están solas, son mucho más fáciles de ejecutar.

En tal sentido, es una recomendación cambiar las cerraduras sencillas con las que cuenten estas viviendas, por unas que sean reforzadas, antibumping, multifuncionales, incluso, las cerraduras digitales que funcionan con huella dactilar o códigos numéricos o alfanuméricos.

Diversas gestiones para su mantenimiento

Aparte de las medidas de seguridad, hay otros procesos que son fundamentales para mantener una segunda residencia. Estas gestiones suponen costes fijos y variables que, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en promedio se sitúan en 1.800 euros al año.

Los primeros gastos que se generan se derivan de la compra del inmueble, los que van mucho más allá del precio pactado por el vendedor, ya que incluyen las tasas notariales, coste de la inscripción de la vivienda en el Registro de la Propiedad y algunos gastos comunitarios que pudiera haber dejado pendientes del anterior propietario.

Se deben costear además los impuestos, que varían si la vivienda es nueva o de segunda mano. Un tributo a pagar es el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (IAJD), que es también variable dependiendo de la comunidad autónoma. Además, están los tributos municipales como el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), a los que se suman tasas por concepto de recolección de basura o alcantarillado.

Entre los gastos fijos del inmueble están las facturas correspondientes a servicios como agua, electricidad, telefonía, internet, gas doméstico, que se deben pagar aún cuando la ocupación no es habitual.

Una segunda vivienda, así como sucede con la principal, requiere cuidados generales, así como algunos específicos relacionados con la tipología de vivienda. Una prima de comprobación de seguridad para controlar que los accesos estén cerrados es una recomendada alternativa, así como simular que la vivienda se mantiene ocupada.

De acuerdo a la ubicación de la segunda vivienda, hay algunos cuidados a considerar, por ejemplo, no es lo mismo un inmueble en una zona de playa que una de montaña. En el caso de viviendas situadas en la costa, se debe proteger de plagas y el deterioro que se puede producir por efectos de la salinidad.

Un seguro de hogar es sinónimo de tranquilidad, más aún en el caso de segundas viviendas, para las que podrían elegirse coberturas básicas comunes ajustadas a las condiciones de cada una. Por tratarse de viviendas en las que no se reside habitualmente, es aconsejable dotarlas de enseres de menor valor para que, de esta forma, el precio del seguro sea más bajo con respecto al que se fija para viviendas principales. 

Para obtener ingresos extra, algunas familias deciden poner en alquiler su segunda vivienda, así que acondicionarla para esto, es otra de las gestiones. Esto incluye pintura de paredes, ubicación de armarios y adecuación de áreas comunes, como cocina y baño.

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