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sábado, 30 septiembre, 2023

Veneración por el arte moderno

Hay algo en los Escultores, especialmente cuando luchan con el metal, de Versistas, de Versistas de la materia, mas sobre todo de Versistas del aire. Yo no concibo sus estatuas sin aire, por eso me cuesta contemplarlas entre 4 paredes, y siempre y en toda circunstancia acabo, haciendo alarde y ensaltación de mi proverbial torpeza, retrocediendo y echándome cara atrás hasta el momento en que ineludiblemente choco contra una pared. El día de ayer volvió a pasarme con un toro ibérico de Alberto Sánchez en el Convento de Santa Fe , que aprecié que me miraba extraño y que estaba en trance de arrancarse para embestirme, tal y como si el chiquero de la sala se le quedase pequeño para tanta dehesa como demandaba su energía. Y lo mismo me pasó con esa estrella suya tan albertiana, que coronaba a su mujer de hierro abierta en canal, que solicitaba un cielo a voces, demanda mínima que cualquier estrella de bien que se precie. Mas continentes aparte, reconozco que ver esta muestra de obras de Alberto Sánchez reunidas (pueden gozar de ellas en la sede de CORPO (Compilación Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y De la misma época que Castilla-La Mácula en Toledo) me generó una sensación agridulce, es posible que como alguno con determinada sorna afirmaba, de victoria pírrica, mas no de Pirri sino más bien de Pirro. Y es que como afirmaba otro: «Bien por Alberto, pero…». La dulzura y la admiración, y por qué no decirlo la envidia, me la generó ver a maestros de la talla de Gabriel Cruz Marcos , Paco Rojas , por solo poner dos ejemplos de bonhomía y pasión por su oficio, hablando de sus proyectos, de sus inquietudes, con ese brillo en los ojos que solo tienen los agraciados que aman vehementemente su trabajo y saben transmitirlo sin pretenderlo. La acritud me la produjo esa sensación de tristeza vieja y de añoranza adelantada que me provocan las reclamaciones enquistadas y las demandas archivadas. Esos diálogos y reclamaciones de llama exangüe sobre obras que duermen el sueño de los injustos en sótanos institucionales y compilaciones privadas. Esos sueños eternos de muSeos que reúnan la obra de una generación de artistas contemporáneos de la mano de un hilo y un alegato expositivo sereno y congruente. Esos espacios que serían referente y visita obligada y devocional de futuros artistas, mas que hoy duermen en muchas salas intuyendo que les rondan sueños, sin saber cuáles son pues precisan, no nos engañemos, el aguijón del sorprendo dirigido, ese aguijonazo que nos toca a nosotros y solo a nosotros. Creo que a absolutamente nadie escapa lo mezquinos que hemos sido en Toledo con el Arte De la misma época que los nuestros. Y ¿quiénes son los nuestros? me pregunta el versista Abadio clavando su pupila azul en mi pupila negra. Un raquitismo derivado no sé si de ninguneos institucionales, dejadez histórica, simple mas atávica ignorancia social, falta de sensibilidad colectiva, falta de educación y capacitación, consideración del Arte y la Cultura como canapé o postre en las agendas políticas y presupuestarias… una mezcla de todo o de ninguna, qué sé . Efectivamente mirar cara atrás con ira y melancolía no deja de ser un ejercicio de perfecta inutilidad y de amargor del presente. Al fin y al cabo, ser escultor en España, es un tanto como afirmaba el siempre y en toda circunstancia concluyentes Cela de los poetas: plañir. Mas ojo, que asimismo Cela siempre y en toda circunstancia puntualizaba con aquello de que: el que resiste gana. No sé si Alberto Sánchez ha resistido o ha ganado, mas creo que la demanda de un espacio en Toledo, un sitio donde abundan tantos espacios ociosos, debe ir alén de exposiciones y refugios aproximadamente puntuales, para buscar un sitio permanente y vivo que perviva con vigor de eterno privilegio. Lo medita y escribe mejor que Santiago Sastre en su último artículo . Toledo es una urbe en la que el pasado nos nutre, mas asimismo nos abruma, pues una urbe que se precie precisa de referentes vivos, y creo de corazón que debemos superar esta peñascosa inseguridad y sacar al ruedo todas y cada una estas obras y todos estos nombres, que las hay y los hay y muchos. Unámonos a fin de que la estrella de Alberto Sánchez no sea de un solo ojo y se quede huérfana, que verdaderamente sirva de iluminación y guía a nuestros autores, y anime a muchos que aún no saben que lo son y que por desgracia a este paso es posible que no lo sepan jamás. Quien me conoce sabe que para mí el Arte no tiene fronteras y que huyo de debates nacionalistas, nacionalregionalistas, toledanistas; mas sí que creo que entre el toledanismo y el tolenadismo, el provincialismo y el localismo, entre el provincianismo y el relajacionismo debe existir un espacio fértil de sensibilidad y demanda de un mapa sentimental en el que no puede faltar un continente y un contenido a medida de nuestros sueños. Y por favor, atrevámonos a soñar en grande, creo que nuestros artistas (locales, regionales, adoptivos, enamorados, inspirados… por nuestras esencias) y mismos, como sociedad, si bien pensemos que nos lo merecemos, debemos combatir por merecérnoslo. Que ese espacio y ese alegato se realicen en CORPO, la Casa de las Cadenas, El MuSeo de Santa Cruz, o la Plaza de Toros, a mí con franqueza (por universal desconocimiento por mi parte) se me escapa y les confieso que me resulta olímpicamente indiferente, mas sea el espacio que sea, y sea el alegato que sea, que esté a la altura de tantos nombres que nos vienen a la cabeza. Y que así sea. Amén. SOBRE EL AUTOR carlos rodrigo Versista y escritor, es autor del poemario Nubes y Claros dos mil doce, con prólogo de Luis Alberto de Cuenca. Escritor de los textos y guion del cómic de El Greco dos mil doce. Autor premiado en abundantes certámenes de relato y artículo periodístico y cooperador en múltiples medios. En nuestros días es el directivo del Castillo de San Servando de Toledo

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